Castiello de Jaca es conocido en el Camino de Santiago como “el de las cien reliquias” y conserva buena parte de ellas desde los primeros tiempos de la cristiandad.
Se guardan en una arqueta de plata junto al sagrario del altar mayor de la iglesia de San Miguel. Cuenta la leyenda que un peregrino valenciano se sintió sin fuerzas físicas ni espirituales para seguir adelante y en agradecimiento a Castiello por la ayuda recibida entregó cuanto llevaba al ayuntamiento y a las familias que le habían socorrido.
Por ello, el alcalde guarda la llave de la arqueta de las reliquias, que son mostradas tan solo una vez al año, el primer domingo de julio.