Es uno de los puntos principales del Camino de Santiago aragonés. Ubicado en la parte inferior del Alto Valle del Aragón (921 m. de altitud), la iglesia románica de San Miguel y su entorno constituyen el eje de su trascendencia histórica.
Todavía conserva los restos del cementerio medieval de lajas en el ala norte, la vieja abadía, la pradera al sur, el antepecho de la portada y el remate del campanario. Junto a la iglesia también perduran los restos de la fortaleza medieval. Primero fue Torre de Señales en la época tardoromana, para defender la Vía del Somport que heredaron los visigodos. Luego línea fronteriza con el mundo musulmán y llave para la defensa del valle con su castillo. En los libros de viajes de los siglos XVIII y XIX por la romántica España, al pasar la frontera y antes de llegar a Jaca, una de las paradas obligatorias era la Posada, o Venta de Carruajes de Castiello de Jaca. Fue punto de encuentro de viajeros, comerciantes, peregrinos y vecinos de los valles. Hoy sigue manteniendo esa vocación de encuentro.
Castiello de Jaca es conocido en el Camino de Santiago como “el de las cien reliquias”. Conserva buena parte de ellas desde los primeros tiempos de la cristiandad. Se guardan en una arqueta de plata junto al sagrario del altar mayor de la iglesia de San Miguel. Cuenta la leyenda que un peregrino valenciano se sintió sin fuerzas físicas ni espirituales para seguir adelante y en agradecimiento a Castiello por la ayuda recibida entregó cuanto llevaba al ayuntamiento y a las familias que le habían socorrido. Por ello, el alcalde guarda la llave de la arqueta de las reliquias, que son mostradas tan solo una vez al año, el primer domingo de julio.
Castiello de Jaca es la puerta natural, histórica y geográfica del valle de la Garcipollera, en la confluencia de los ríos Ijuez y Aragón. Después de un proceso de expropiación para su repoblación forestal, todos los antiguos núcleos del valle quedaron deshabitados y en la actualidad en ruinas, salvo Bescós y Villanovilla. Pero la Garcipollera invita a infinidad de paseos a través de sus pistas o senderos, que podemos realizar a pie, en bicicleta de montaña o a caballo. Podremos contemplar viejos bosques de robles y pinos conviviendo con los repoblados, el espectáculo de los ciervos pastando ante nosotros, los famosos jabalíes de Acín y multitud de especies que conviven en un ambiente natural. Y al final del valle nos encontraremos con Santa María de Iguácel, antiguo monasterio que conserva la Iglesia románica del siglo XI brillantemente restaurada.
Texto perteneciente al Plan de Señalización de la Comarca de La Jacetania. 2001-2006